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Un poema

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All The Things You Are Chet Baker Nunca nos tocó Chet Baker  el All the things you are .  Nunca me desnudaste  con la mirada borracha  ni yo te dibujé  el lugar de mi cuello  donde tu lengua  debía venir a morir. Nunca continuará.  Todavía.  Mientras tanto,  aún nos quedan —menos mal— unas notas de su trompeta  en la recámara. _____________________________________________________________ "All The Things You Are" forma parte del poemario En clave de jazz , publicado por Lastura en el primer semestre de 2020.

Sweet Emma

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Probablemente, el nombre de Sweet Emma Barrett (1897-1983) sea la alegoría perfecta para ejemplificar el olvido, ninguneo e invisibilización que han sufrido las mujeres en el jazz. Fue arrinconada frecuentemente en pequeños locales en los que tocaba con su banda de hombres a los que ella lideraba. En el jazz, como en otras artes, el machismo vino impuesto por parte de los empresarios y no tanto de los artistas, que casi siempre eran colegas, amigos y compañeros. También por culpa de esa "censura previa" que, todavía hoy, domina la programación de salas y festivales ( a mí, programador de este concierto, esta tía me gusta, pero ¿vendrán a verla? ¿venderá suficientes entradas? ) Y esto aplica todavía hoy a tantos artistas... Pero estábamos hablando de la enorme Sweet Emma, que había empezado a tocar el piano y a cantar en una orquesta de Nueva Orleans en 1923. Estuvo con ella hasta 1936. Sus compañeros de banda eran todos hombres enormes y ella era una mujer joven, pequeñ

De por qué el término "jazz"

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Con este propósito de retomar este espacio, ha venido también un deseo de remodelar la plantilla. Cuando perdemos a una pareja, nos inunda una necesidad primaria de cambiar los muebles de la casa o, al menos, la colocación de los mismos. Todavía nos engañamos pensando que los recuerdos los atesoran un sofá o la posición de una mesa. Un día descubrimos que esos recuerdos son más de quedarse a vivir bajo las uñas y que, ni arrancándolas en la más brutal de las torturas, el recuerdo se va a ninguna parte. De tanto en tanto, nos saluda desde un bocadillo de jamón o un tema de Frank Sinatra. En esta renaissance del blog, he eliminado la mancheta que durante quince años ha sostenido cada palabra: Quizá un día la recupere. Mientras tanto, Requiescat in pace en este post.

Stardust

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Hace demasiado tiempo que abrí las ventanas para airear la casa. Olvidé cerrarlas y el hogar que reconocía con el olfato a cien metros de distancia se puso patas arriba. La casa salió volando entera. Se fueron las noticias en la cena, se fue la tortilla de patatas de los jueves y la botella de cava de las pequeñas y cotidianas celebraciones. Se marcharon la cama, la raclette y la guitarra. Y todo se quedó cubierto por polvo de estrella que, en días tan fríos como hoy, es fácil confundir con nieve. Pero es solo el recuerdo de la buena suerte que un día tintineó tras la ventana. Hace demasiado tiempo que no vengo por aquí y han pasado tantas cosas que no sé por dónde empezar. Mi abuelo decía que, al volver, se debía llevar siempre una buena noticia en la punta de la lengua. Así que empezaré con una alegría: La editorial Lastura va a publicar mi primer poemario en solitario y, como no podía ser de otro modo, es un poemario en clave de jazz . Tan feliz estoy que por las ventanas

Tres años

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Hace tres años estaba en esta misma mesa, sentada en esta misma silla. Miraba por la ventana y el mar arrullaba a mi espalda. Pensaba las palabras, elegía cuáles estarían en la carta que, entonces, creía más importante de mi vida. No lo fue. El mundo no se detuvo, no se reinició ningún reloj, no tuve ninguna conversación con una copa de vino, ni cogí ningún vuelo a Venezia para celebrar nada. De vez en cuando he seguido escribiendo cartas, pero ya nunca las he mandado. Algunas se han reconvertido en poemas, otras en analgésicos. Hace tres años pensaba que sería imposible despertar al día siguiente, ponerme en pie y seguir disimulando que no me había dejado mi propio cadáver sobre el colchón. Todavía nadie se ha dado cuenta. Y ya han pasado más de tres años... Nota: la imagen que sirve para ilustrar este post pertenece a la obra  Ofelia , de John Everett Millais

A modo de propósitos de año nuevo

Sonreír todos los días y que sea sin motivo, mojar pan en aceite temprano de Jaén, bailar en el salón un agarrado con Frank Sinatra y un desbocado con Little Richard, comer con las manos (y si es de tus manos, mucho mejor), viajar tanto como sea posible, despertarme en mitad de la noche y no asustarme porque estés a mi espalda, quedarme despierta hasta el amanecer viendo un combate de boxeo y recordar a mi yo pequeña antes de saber que era vulnerable, volver a ver Azul , Rojo y Blanco de Kieślowski, babear de orgullo cuando mis amigos y amigas se suban a un escenario convertidos en gigantes, chuparme los dedos después de comer y cerrar los ojos para alargar el sabor de la magia, ir a un concierto de jazz cada semana, ver triunfar a la gente que quiero, leer a más poetas mujeres, seguir el sentido de los lunares de tu regazo sabiendo que el camino es mucho mejor que el destino, celebrar el 14 de abril y recordar que sí se puede, volver a Italia, tirarme a la piscina, no

Nueva página web

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En los últimos tiempos, he estado publicando algunos relatos y poemas en este espacio que nació, en el año 2005 (no ha llovido...), para hablar de jazz. En estos últimos años, en los que he vivido en una montaña rusa emocional de la que he tratado de salir centrándome más en la escritura, se me ha acercado gente para pedirme libros o un espacio web en el que seguir mi trabajo. Al final, he ido mezclando en mis redes sociales a personas de mi ámbito familiar con desconocidos que querían saber qué escribía. Hacía tiempo ya que quería crear un espacio para recoger mi trabajo literario. Hace poco, en un recital, una mujer a la que no había visto en mi vida se me acercó. Me dijo que le había gustado mucho mi poesía y que dónde podía comprar mis libros. Le contesté que no había publicado todavía ningún poemario, pero que tenía una cuenta en Twitter y otra en Facebook. La señora se llenó de tristeza y me replicó que escucharme había sido lo mejor de este año, que no tenía cuenta en redes