Tengo un correo electrónico que contestar. Hace un par de semanas, de pronto, alguien se coló en la bandeja de entrada para arrullarme los mimos que necesitaba. No es el primer mail que recibo gracias a este blog. En unas semanas, se cumplirá un año desde que entré por primera vez a este mundo de jass, cine y demás pasiones/vicios. Y, en estos meses, de tanto en cuando recibo una muestra de cariño que no me merezco, que no me pertenece y, de pronto, me siento tan c'est si bon... Escribo esto desde un ciber café de la playa, que es ese paraíso que no nos pertenece a los urbanitas de Madrid y que, sin embargo, sentimos atado a nuestra piel como el instinto de la maternidad o el de la patria, algo abstracto e intangible que está ahí sin saber cómo ni por qué. Os escribo esto desde la playa, desde una playa nudista a la que El Hombre me trajo por primera vez hace unas semanas. Era junio y yo aún arrastraba los complejos de mujer débil, bajita, rellenita y absurda. Los sigo arrastrando
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