Bordes
Últimamente ando al borde. Lo sé. La construcción gramatical de la frase es incorrecta. Falta cierta información imprescindible para comprender su significado. ¿Al borde de la locura? ¿del infarto? ¿del hastío? ¿de la alegría?
Se puede estar al borde de muchas cosas y casi todos los poetas del mundo han citado menos bordes de los que en realidad tenían ante sus ojos. Todos estamos al borde siempre de algo. Puede que no fuera tan ingenua aquella concepción de que el mundo se acababa en un precipicio. La tierra estaba al borde de un barranco de infierno, muerte y nada. La nada es un precipicio complicado. Y no es el borde al que me asomo.
Cuando digo que estoy al borde, me refiero a que estoy a punto de tocar la locura real (si es que puede ser real la locura, algún filósofo puede estar retorciéndose ante mi improperio). Llevo dos semanas durmiendo unas cinco horas diarias y ni siquiera ha sido por sustituir el sueño por sexo. Lo sé, también estoy al borde del patetismo.
También estoy al borde del "a tomar por culo" (y no sé explicarlo mejor). Al borde de la saturación, del estrés, del aaaaaggggggghhhhh (y tampoco hay una palabra "real" para explicarlo mejor).
Mucho (más) trabajo. Muchas (más) responsabilidades. Muchas (más) nuevas tareas. Mucho (más) cansancio y muchos menos orgasmos. (Ya lo dije, al borde del patetismo).
Sin embargo, sigue habiendo al menos unos cuantos momentos al día en los que todo es perfecto:
1. El primer café de las seis y media de la mañana.
2. El cd en el coche para olvidar que hoy (también) hay atasco en la NII (hoy me ha alegrado el amanecer Tom Waits con sus Rain Dogs; mi taza de café pone Hot Dogs y mi compañero-amigo-amadísimo-idolatrado-escritor-poeta-placentero Ernesto me ha dicho que significa "Perra Caliente"; Tom Waits también es un Perro Caliente o Perro Calentador; me apetece un orgasmo; estoy al borde del desvarío)
3. El cigarro a escondidas con un/a alumno/a que empieza a fumar lejos de su país y de sus prejuicios.
4. La sonrisa del/la alumno/a cómplice. Ya sabéis de lo que hablo. Siempre te toca alguien en clase cuya mirada es capaz de hacerte volar de pura comodidad.
5. Las bromas de carácter psicosexual a la hora de la comida.
6. El café de después de comer.
7. Alguien se acerca a ti y te dice un "gracias". No sabes por qué (¿estará al borde de la locura?) y de pronto te das cuenta de que su "gracias" es la forma que tiene de darte un abrazo y un beso (¿por qué escatimaremos tanto cariño físico?)
8. Entrar al blog de la Bourbon Street y releer en bucle su declaración sarcástica de desamor. Leer a mi alma gemela. Leer a mis citas diarias en forma de bitácora.
9. La música (otra vez) en aquel IPod maravilloso que El Hombre me regaló para que siempre me sintiera a salvo.
Gracias a todo esto, aún no me he caído. Me mantengo, como decía, al borde (y puede que la frase esté mal construida, pero es verosímil).
Se puede estar al borde de muchas cosas y casi todos los poetas del mundo han citado menos bordes de los que en realidad tenían ante sus ojos. Todos estamos al borde siempre de algo. Puede que no fuera tan ingenua aquella concepción de que el mundo se acababa en un precipicio. La tierra estaba al borde de un barranco de infierno, muerte y nada. La nada es un precipicio complicado. Y no es el borde al que me asomo.
Cuando digo que estoy al borde, me refiero a que estoy a punto de tocar la locura real (si es que puede ser real la locura, algún filósofo puede estar retorciéndose ante mi improperio). Llevo dos semanas durmiendo unas cinco horas diarias y ni siquiera ha sido por sustituir el sueño por sexo. Lo sé, también estoy al borde del patetismo.
También estoy al borde del "a tomar por culo" (y no sé explicarlo mejor). Al borde de la saturación, del estrés, del aaaaaggggggghhhhh (y tampoco hay una palabra "real" para explicarlo mejor).
Mucho (más) trabajo. Muchas (más) responsabilidades. Muchas (más) nuevas tareas. Mucho (más) cansancio y muchos menos orgasmos. (Ya lo dije, al borde del patetismo).
Sin embargo, sigue habiendo al menos unos cuantos momentos al día en los que todo es perfecto:
1. El primer café de las seis y media de la mañana.
2. El cd en el coche para olvidar que hoy (también) hay atasco en la NII (hoy me ha alegrado el amanecer Tom Waits con sus Rain Dogs; mi taza de café pone Hot Dogs y mi compañero-amigo-amadísimo-idolatrado-escritor-poeta-placentero Ernesto me ha dicho que significa "Perra Caliente"; Tom Waits también es un Perro Caliente o Perro Calentador; me apetece un orgasmo; estoy al borde del desvarío)
3. El cigarro a escondidas con un/a alumno/a que empieza a fumar lejos de su país y de sus prejuicios.
4. La sonrisa del/la alumno/a cómplice. Ya sabéis de lo que hablo. Siempre te toca alguien en clase cuya mirada es capaz de hacerte volar de pura comodidad.
5. Las bromas de carácter psicosexual a la hora de la comida.
6. El café de después de comer.
7. Alguien se acerca a ti y te dice un "gracias". No sabes por qué (¿estará al borde de la locura?) y de pronto te das cuenta de que su "gracias" es la forma que tiene de darte un abrazo y un beso (¿por qué escatimaremos tanto cariño físico?)
8. Entrar al blog de la Bourbon Street y releer en bucle su declaración sarcástica de desamor. Leer a mi alma gemela. Leer a mis citas diarias en forma de bitácora.
9. La música (otra vez) en aquel IPod maravilloso que El Hombre me regaló para que siempre me sintiera a salvo.
Gracias a todo esto, aún no me he caído. Me mantengo, como decía, al borde (y puede que la frase esté mal construida, pero es verosímil).
Comentarios
Por cierto, la profusión de adjetivos me ha puesto colorado. Mañana te hago otro café.
Besos,
Ernesto
Besos, alma mía.
Besazos como tu sabes...
Claro, que igual es que no los busco. Me desayuno con Francino, que habla bien pero no es Tom Waits, en el curro hay únicamente tensión desde hace meses, incluso a la hora de la comida. Retorno a casa con Nierga, que también habla bien pero no es Billie, y a partir de ahí pueden caer un par de momentos perfectos...
Disfrúta esos momento guapa, y no dejes para mañana el orgasmo que puedas tener hoy...
Pues a mi sigue sin ponerme Tom Waits... bueno José Miguel, algún día habrá que empezar, ya lo ves.
Sin ninguna duda, mi momento perfecto del día es a las 8.15, cuando subo con mi otro Hombre(cito) al autobús. Wao... y es que 21 meses dan para mucho! ya empezamos a hablar y el tráfico es un gran aliado.
Joder, nunca me había dado cuenta de la cantidad de autobuses y camiones que circulan :-)
Un besote
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José Miguel: ese día, te lo prometo, volverás a nacer
Rafa: empieza a buscar más momentos. Seguro que, si te dejas, los encuentras (te los encuentran)
Erradizo: yo sé que tú tienes más momentos, uno por cada sonrisa de una cosa regordeta que llora (¿ya habla?)
Almond: no es obligatorio que os ponga Tom, pero sí es incomprensible que no lo haga. Disfruta de tu hombrecito
PD. ¿Alguien sabe cómo se ha podido meter esa publicidad si tengo la verificación de palabra rara?
No te caigas, plis, que andamos lejos para recogerte.
Muchos besos y sigue disfrutando todos esos momentos
El primer "gracias" es mío,
el segundo es de mi jefe
(él aún no lo sabe, pero tus palabras le han salvado de perecer hoy bajo mi catana) y el tercero es de la mujer de mi jefe (que sigue casada con él por una cuestión de status y no llevaría muy bien ser viuda).
Insisto, gracias WPA!.
Pero por el momento aun debo resolver ciertas cosas, como muchas veces he hecho, con la incomparable ayuda del amigo Tom y su Downtown Train. Por fin, por fin he pillado ese tren y ahora disfruto de un buen malta mientras miro por la ventanilla...
Tom Waits es un dios pequeñito y rudimentario que me fascinó durante unos años. Ahora lo tengo en hibernación. Lo saco esta noche otra vez y me pongo Swordfishtrombones. Ahora. Ya.