Amor de viento

¿Te ha pasado alguna vez? Le has tenido delante mucho tiempo, sin reparar en él (o en ella).
Hasta ese mágico momento, no tenía pene (ni vagina).
Hasta que el disco duro se te recalienta de pronto una noche deliciosa, estabas ante una persona sin sexo.
Pasa todos los días (o eso dicen).
Sin embargo fue anoche cuando el sonido de su armónica acarició mis pezones por primera vez.
Ayer, después de verle tantas veces, Antonio Serrano me enamoró.
Desde mi asiento de piel oscura, los tangos que le arrancaba a su pequeño (y tantas veces infravalorado) instrumento plateado, me hacían soñar con algo mucho más íntimo que un concierto (si es que puede haber algo en esta vida más íntimo que un concierto).
Es lo que tienen los músicos. Son mi perdición, mi copa de recaída, mi penúltimo cigarro antes de entrar al trabajo, mi masturbación y mi soplo de aire fresco.
Y no sé por qué, pero nunca me he fiado de la gente que no se enamoraba de los músicos que le removían las entrañas. O, al menos, no fantaseaban una escena porno con ellos.
Es lo que tienen los sueños, que son gratis. A veces húmedos, a veces amargos, culpables o de chocolate.
Pd. ¿Será muy difícil aprender a tocar la armónica?
Hasta ese mágico momento, no tenía pene (ni vagina).
Hasta que el disco duro se te recalienta de pronto una noche deliciosa, estabas ante una persona sin sexo.
Pasa todos los días (o eso dicen).
Sin embargo fue anoche cuando el sonido de su armónica acarició mis pezones por primera vez.
Ayer, después de verle tantas veces, Antonio Serrano me enamoró.
Desde mi asiento de piel oscura, los tangos que le arrancaba a su pequeño (y tantas veces infravalorado) instrumento plateado, me hacían soñar con algo mucho más íntimo que un concierto (si es que puede haber algo en esta vida más íntimo que un concierto).
Es lo que tienen los músicos. Son mi perdición, mi copa de recaída, mi penúltimo cigarro antes de entrar al trabajo, mi masturbación y mi soplo de aire fresco.
Y no sé por qué, pero nunca me he fiado de la gente que no se enamoraba de los músicos que le removían las entrañas. O, al menos, no fantaseaban una escena porno con ellos.
Es lo que tienen los sueños, que son gratis. A veces húmedos, a veces amargos, culpables o de chocolate.
Pd. ¿Será muy difícil aprender a tocar la armónica?
Comentarios
Besos, soñadora.
(buen intento josé miguel... buen intento...)
Mardelluvia: no es un intento. Es un lenguaje secreto entre mi alma gemela y yo :)
Jam: no desmoralizas. Sabía que era una empresa imposible a mi oído... Pero besos de todas formas.
Pd. Felicidades por tu teclado