Sobre por qué Saxophone Colossus es imprescindible
Un entendido en jazz te diría que este disco es bueno por los solos de batería del gran Max Roach.
Te podría argumentar, también, que la colaboración pianística de Tommy Flanagan es excelente, aún más indispensable.
Quizá te diría que el sonido es limpio, correcto, incluso sublime.
Te indicaría que es el álbum a partir del cual Sonny Rollins se convierte en “El Coloso”.
Te mostraría el desmedido bajo de Doug Watkins. Y te diría muchas más cosas que tal vez no entenderías.
Por mi parte, te diré que este disco es imprescindible por muchas razones.
Las primeras cinco son los cinco temas que lo integran. St. Thomas, You Don’t Know What Love Is, Strode Rode, Moritat y Blue 7.
St. Thomas es enorme. Es el tema que abre el disco y es imposible no viajar al Caribe, con mojito en mano, mientras la escuchas. Max Roach te lleva en su montura hacia unas raíces selváticas entre África y América. Allí (sé que puedes verlo) hay una santera invocando con sus caderas a un dios de la sexualidad para que, en ese preciso momento, un amante le eche el polvo de su vida.
Entonces, entra el saxo de Rollins y comprendes, desde esta locura necesaria que aporta la canción, que la santera ha conseguido los frutos de sus oraciones. Comprendes que, de alguna manera, te salpica su felicidad y su éxtasis.
Luego está You Don’t Know What Love Is, que es la canción que todos los despechados soñamos una vez con componer. O, al menos, con tocarla al borde de una despedida y así, metafóricamente, apuñalar el último resquicio de ego del amante huido. You Don’t Know What Love Is es una de esas canciones para escuchar con rabia, para alimentar ese odio que nos mantiene vivos sobre el precipicio. Porque, bien rumiada, nos deja ese sabor de que no fue culpa nuestra, de que hicimos lo posible. Simplemente, la otra persona no sabía (quizá no sabrá nunca) qué era eso del amor.
Strode Rode huele y sabe a club neoyorkino, a ley seca, a esos años a los que todos hemos querido viajar, aunque sólo fuera en viejas películas en blanco y negro. En Strode Rode, a Sonny Rollins se le sale el corazón por la garganta mientras a ti se te erizan los vellos de los brazos. El bajo de Watkins te guía hacia una fantasmagoría inquietante y necesaria y el piano de Flanagan, simplemente, te parece sobrehumano.
Moritat es una recreación de Mack The Knife, aquel tema que cantara Louis Armstrong con letras de Bertolt Brecht. Mack The Knife es un tema perfecto, único, inteligente… Moritat supone un homenaje humilde y, por qué no decirlo, extraordinario. De esos que te hacen reincorporarte al tiempo que exclamas un “¡Joder!”.
Finalmente (y no es casualidad que cierre el disco), encontramos Blue 7, que es Jazz en estado puro. Una escucha ese tema y sabe que está ante una obra maestra. Con un cuarteto tocando como un solo músico. En Blue 7 se produce el milagro de la sintonía, mucho más extramusical que artística.
Un entendido en jazz te diría que este disco forma parte de la enciclopedia no escrita de la historia de esta música. Yo, simplemente, te diré que es un disco que me hace feliz escuchar. También que es un álbum que merece la pena cada segundo de tu tiempo, que merece cada euro que te gastes en él, que mejorará tu vida, tu futuro (incluso la forma en que integres tu pasado).
Sin ánimo de exagerar (y si lo hago y te decepciona, vayan por delante mis disculpas) es el antídoto contra el escepticismo, contra el tedio y contra la locura. Y tal como están los tiempos, no se me ocurre qué más pedirle a un disco.
Comentarios
Siempre es un placer leerte :)
Besos colosos.
Adrià: gracias. He visitado tu blog. Tiene una pinta estupenda. No lo abandones, por favor. Hacen falta nuevas plumas para este mundo que anda un tanto petulante y/o caducado. Un abrazo grande
José Miguel: Me derretí, me derrito.
Por si alguien no conoce la letra:
You don’t know what love is
Until you’ve learned the meaning of the blues
Until you’ve loved a love you had to loose
You don’t know what love is
You don’t know how lips hurt
Until you’ve kissed and had to pay the cost
Until you’ve flipped you’re heart and you have lost
You don’t know what love is
Do you know how lost hearts fear
The thought of reminiscing
And how lips tasting of tears
Loose the taste for kissing
You don’t know how hearts yearn
For love that cannot live yet never dies
Until you’ve faced each dawn with sleepless eyes
Eso, en la voz de Chet, pues eso...
Hay una colaboración curiosa en Youtube. Elvis Costello canta y Chet Baker se desgarra ante su trompeta:
http://www.youtube.com/watch?v=Qm4n48iCTOQ&NR=1
Besos colosales.
2 cositas rápidas.1.Chet en el video es la sombra de Chet. Es como Artaud despues de las sesiones de electroshock. Genios destrozados, adorables ciertamente.
2.Sigue la pista de Avishai Cohen. Me querrás, te lo advierto.
Saludos!
Besitos
Una alegría leerte, y hacer descubrimientos como este :)
Besos!
Anónimo: Baker son palabras mayúsculas, siempre, incluso cuando era la sombra siniestra del hombre que fue un día.
Meriadox: no pierdas tiempo en ello. Besotes
Eluryan: como me des vía libre, te lleno tu casa de jazz... Ya tengo alguna cosita que guardo para cuando el tesorete sea un poco más mayor. Un beso grande.
Anay: la alegría es correspondida. Un abrazo
Anónimo: gracias por la recomendación, pero no sé yo si es lo que más me va. Saludos
Saludos.
Gracias a tu artículo conocí este disco y la verdad es que me encanta. Además, el saxo es un instrumento por el que tengo especial debilidad. Escucharlo me produce placer. Sin duda este trabajo es ya uno de mis imprescindibles.
Un saludo!