El hombre que se inventó el jazz
Es una cuestión de fe. Puedes creerlo o no. Pero dicen que el segundo hombre de pie desde la izquierda, el que tiene una corneta, fue el inventor del jazz.
No se conserva ni una sola grabación. Tan sólo los testimonios de la época que, como todos, podían estar exagerando los recuerdos.
El segundo hombre de pie desde la izquierda, el que sujeta la corneta, se llamaba Buddy Bolden y es el padre de estos ritmos, de estos jadeos, de esta forma de vida, de este modo de sufrimiento, de este éxtasis, de estos orgasmos que hemos tenido a bien en llamar jazz.
Sin este señor de la corneta, nunca me habría puesto a llorar como una niña escuchando los lamentos de Lady Day. Sin él, nunca me habría puesto cachonda al son de la trompeta de Wynton. Sin Bolden, tú no estarías leyendo estas letras ni yo le habría vendido mi alma al diablo del jazz. Porque Buddy Bolden, desde su locura, desde su miseria, desde su "anonimato", tiene gran culpa en todo esto que cada día se parece más a una dosis de metadona. Siempre llega el momento en que quieres más. Siempre llega el momento en el que no recuerdas quién eras, cómo te comportabas, qué te excitaba antes de que esta "droga" llegara a tu vida para tambalearte el equilibrio.
Pero no deja de ser una cuestión de fe. Puedes pensar que el jazz nació de una mezcla genial de casualidades, y tendrás tu parte de razón. También puedes creer que Bolden incorpora la "improvisación", y también estarás en lo cierto.
En 1907, el cornetista que había inventado una nueva forma extraña de interpretar la música, fue ingresado en un manicomio. Ya hace cien años de eso. Y, sin embargo, poca gente sabe quién fue Buddy Bolden. A algunos, pocos, les suena un tema que Jelly Roll Morton hiciera sobre este "padre del jazz". Se llamaba Buddy Bolden Blues (I Thought I Heard Buddy Bolden Say) y puedes escucharlo aquí.
En sus años de encierro demente, Bolden fundó un grupo con otros enfermos del hospital psiquiátrico. Pero, supongo, nadie en su sano juicio les daría unas líneas de periódico a un grupo formado por una banda de chalados negros en los primeros años del siglo XX. C'est la vie.
Bolden murió en el olvido del manicomio en 1931 y nunca pudo escuchar aquella canción de Jelly Roll Morton. Quizá tampoco supo nunca que, gracias a su extraña locura, se desarrollaría uno de los artes más influyentes de Estados Unidos. Puede que tampoco sospechara que, cien años después, un tipo llamado Dan Prtizker iba a rodar una película sobre su vida. Ni que la familia Marsalis fuera a estar involucrada en la producción de la cinta. Pero, sobre todo, no creo que llegara a sospechar nunca que, en parte gracias a él, una mujer al otro lado del mundo se iba a masturbar muchas veces mientras escuchaba de fondo los acordes improvisados que quizá él imaginó un día dentro de su cabeza.
Pero es cuestión de fe. Puedes creerlo o no. Por mi parte, de vez en cuando rezo en voz alta un Jass it up, Bolden!
No se conserva ni una sola grabación. Tan sólo los testimonios de la época que, como todos, podían estar exagerando los recuerdos.
El segundo hombre de pie desde la izquierda, el que sujeta la corneta, se llamaba Buddy Bolden y es el padre de estos ritmos, de estos jadeos, de esta forma de vida, de este modo de sufrimiento, de este éxtasis, de estos orgasmos que hemos tenido a bien en llamar jazz.
Sin este señor de la corneta, nunca me habría puesto a llorar como una niña escuchando los lamentos de Lady Day. Sin él, nunca me habría puesto cachonda al son de la trompeta de Wynton. Sin Bolden, tú no estarías leyendo estas letras ni yo le habría vendido mi alma al diablo del jazz. Porque Buddy Bolden, desde su locura, desde su miseria, desde su "anonimato", tiene gran culpa en todo esto que cada día se parece más a una dosis de metadona. Siempre llega el momento en que quieres más. Siempre llega el momento en el que no recuerdas quién eras, cómo te comportabas, qué te excitaba antes de que esta "droga" llegara a tu vida para tambalearte el equilibrio.
Pero no deja de ser una cuestión de fe. Puedes pensar que el jazz nació de una mezcla genial de casualidades, y tendrás tu parte de razón. También puedes creer que Bolden incorpora la "improvisación", y también estarás en lo cierto.
En 1907, el cornetista que había inventado una nueva forma extraña de interpretar la música, fue ingresado en un manicomio. Ya hace cien años de eso. Y, sin embargo, poca gente sabe quién fue Buddy Bolden. A algunos, pocos, les suena un tema que Jelly Roll Morton hiciera sobre este "padre del jazz". Se llamaba Buddy Bolden Blues (I Thought I Heard Buddy Bolden Say) y puedes escucharlo aquí.
En sus años de encierro demente, Bolden fundó un grupo con otros enfermos del hospital psiquiátrico. Pero, supongo, nadie en su sano juicio les daría unas líneas de periódico a un grupo formado por una banda de chalados negros en los primeros años del siglo XX. C'est la vie.
Bolden murió en el olvido del manicomio en 1931 y nunca pudo escuchar aquella canción de Jelly Roll Morton. Quizá tampoco supo nunca que, gracias a su extraña locura, se desarrollaría uno de los artes más influyentes de Estados Unidos. Puede que tampoco sospechara que, cien años después, un tipo llamado Dan Prtizker iba a rodar una película sobre su vida. Ni que la familia Marsalis fuera a estar involucrada en la producción de la cinta. Pero, sobre todo, no creo que llegara a sospechar nunca que, en parte gracias a él, una mujer al otro lado del mundo se iba a masturbar muchas veces mientras escuchaba de fondo los acordes improvisados que quizá él imaginó un día dentro de su cabeza.
Pero es cuestión de fe. Puedes creerlo o no. Por mi parte, de vez en cuando rezo en voz alta un Jass it up, Bolden!
Comentarios
Te dejo el enlace al poster del jazzfest del 2005, en el que hacen homenaje a Bolden. Ademas hay un poco de historia para que le interese.
http://www.art4now.com/store/viewItem.asp?idProduct=81&cat=143
Gracias a Coltrane, los domingos por la mañana, en los que trabajo habiendo dormido tres horas --tomar cervezas con los amigos el sábado por la noche es sagrado-- se hacen sufribles. Cuando las primeras notas de ese Giant Steps emanan de los altavoces todo cambia. Y ahora soy consciente de que no se lo debo a Coltrane, se lo debo a Buddy Bolden. Gracias.
Olvido, de paso me gustaría pedirte que me hicieras alguna recomendación para poner, a parte del Giant Steps, un domingo a las 8 de la mañana en una cafetería. Confío en tu gusto...
http://www.youtube.com/watch?v=9diLGxlGWqw
Una vez mas, gracias olvido, por compartir tu dulce locura con los demas.
Besos
Jose
Yep, I know... It's a dirty job, but someone has to do it.