Cinco cosas que no sabéis sobre mí
"Meme": según las modernas teorías sobre la transmisión de la cultura a las nuevas generaciones, la unidad mínima de transmisión de la herencia cultural (Wikipedia).
Al entrar en la blogosfera, tarde o temprano te enconrarás con un troll, con un boboblog (y sus respectivos bobocomentarios), con un "meme" y con spam en forma de comentarios. Son las reglas del juego y pasa como con las lentejas, que si quieres las tomas y si no las dejas.
Todavía no me había llegado ningún "meme". Pero después de año y medio de postear en la blogosfera mis pasiones, mis odios y mis miedos, Carlos V.M., uno de mis blogueros favoritos, me manda "Cinco cosas que no sabéis de mí".
1. Nací en Úbeda (Jaén), hace veintiséis años, pero un día me vine a Madrid y lo hice para quedarme. Me licencié en Periodismo. He trabajado como periodista en el gabinete de comunicación de una escuela de cine, como crítica literaria, como profesora de universidad y como directora de una publicación universitaria. Ahora sobrevivo con lo que me racanea el INEM mientras hago mi Tesina ("La construcción del personaje del músico de jazz en la cinematografía estadounidense a partir del 11S"). Y, por supuesto, cruzo los dedos para que, después, me queden ganas de hacer la Tesis Doctoral.
2. Sobre mis vicios, he de decir que tengo muchos. Y aunque no sé si son todos confesables, yo tengo muy poco sentido del pudor. Así que ahí van: el jazz, el cine, el sexo, el tabaco, el ron, la crema de whisky (o de cualquier otro licor fuerte: ron, coñac...), la literatura, la fotografía, la cerveza con limón, el vino tinto, el desorden, la masturbación, los libros y documentales sobre asesinos en serie y antropología forense, buscar la transmisión de valores políticos-sociales-culturales (o propaganda a secas) en la "nueva escuela" de series de televisión americana, gastar cantidades ingentes de dinero en la Fnac y en Amazon. Seguro que hay más, pero a bote pronto no me acuerdo del resto.
3. La primera película que recuerdo haber visto (y, por consiguiente, que me impresionara de tal modo como para recordarla) fue "El retrato de Jennie". Yo estaba sentada en las rodillas de mi padre y la pasaban por una de las dos únicas cadenas que existían. Creí que me había enamorado al instante del rostro de Jennifer Jones. Años más tarde supe que, en realidad, había sentido mi primera "pulsión escópica" y que no me había enamorado de la actriz, sino del séptimo arte.
4. Mi amor por el jazz me vino poco a poco. No hay un disco, ni una canción que me encendiera, de pronto, las entrañas. La colección Silver de Verve, el disco de bossajazz de Getz y Gilberto, las canciones de Nat King Cole que me ponía mi padre en los largos viajes en coche, las bandas sonoras de Woody Allen... y cuando me quise dar cuenta ya sólo escuchaba jazz.
5. Carlos V.M. acaba con una película. Yo no puedo. Porque no sólo el cine me salva la vida cada día. Así que, entre otros, mis motivos por los que seguir creyendo en la humanidad son: "Casablanca", "Ciudadano Kane", "Magnolia", "Delitos y Faltas", "Manhattan", "Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal", "Bird", "Con Faldas y a lo Loco", "Alguien voló sobre el nido del cuco"... También el saxo de Charlie Parker en "Bluebird", la trompeta de Miles en el "Kind of Blue", el lamento amargo de la Holiday en "Don't explain", el piano del Duke con sabor a Harlem, la batería de Max Roach, la guitarra de Django, la grandeza de Petrucciani, el C'est si Bon entonado por Louis Armstrong, la bestialidad con que Mingus araña su contrabajo, la familia Marsalis, el violín de Stephane Grappelli, Stan Getz cuando estaba puesto, Coltrane cuando no desvariaba, el "My Funny Valentine" en los labios de Chet Baker... También las historias que crea Paul Auster, en las que me apetece quedarme a vivir, la prosa de Muñoz Molina, el malditismo de James Ellroy, la borrachera verbal de Bukowski, el jazz tocado con palabras por Kerouac, la antropología de Marvin Harris, los verbos de Capote, algunos cuentos de Guy de Maupassant y algunas páginas de Kafka, Borges y Cortazar, García Márquez (aunque esté démodée), el "Pedro Páramo" de Juan Rulfo... Y me dejo, lo sé, muchos botes salvavidas. Pero, después de todo, este post tiene que acabar algún día y siempre es bueno dejar algún secreto escondido en la manga.
Ahora me toca pasar el "meme". Y los elegidos son: José Miguel, Roberto, Manolo y Aaron (para que no se haga el despistado en su petición desde El Ascensor de Cristal).
Al entrar en la blogosfera, tarde o temprano te enconrarás con un troll, con un boboblog (y sus respectivos bobocomentarios), con un "meme" y con spam en forma de comentarios. Son las reglas del juego y pasa como con las lentejas, que si quieres las tomas y si no las dejas.
Todavía no me había llegado ningún "meme". Pero después de año y medio de postear en la blogosfera mis pasiones, mis odios y mis miedos, Carlos V.M., uno de mis blogueros favoritos, me manda "Cinco cosas que no sabéis de mí".
1. Nací en Úbeda (Jaén), hace veintiséis años, pero un día me vine a Madrid y lo hice para quedarme. Me licencié en Periodismo. He trabajado como periodista en el gabinete de comunicación de una escuela de cine, como crítica literaria, como profesora de universidad y como directora de una publicación universitaria. Ahora sobrevivo con lo que me racanea el INEM mientras hago mi Tesina ("La construcción del personaje del músico de jazz en la cinematografía estadounidense a partir del 11S"). Y, por supuesto, cruzo los dedos para que, después, me queden ganas de hacer la Tesis Doctoral.
2. Sobre mis vicios, he de decir que tengo muchos. Y aunque no sé si son todos confesables, yo tengo muy poco sentido del pudor. Así que ahí van: el jazz, el cine, el sexo, el tabaco, el ron, la crema de whisky (o de cualquier otro licor fuerte: ron, coñac...), la literatura, la fotografía, la cerveza con limón, el vino tinto, el desorden, la masturbación, los libros y documentales sobre asesinos en serie y antropología forense, buscar la transmisión de valores políticos-sociales-culturales (o propaganda a secas) en la "nueva escuela" de series de televisión americana, gastar cantidades ingentes de dinero en la Fnac y en Amazon. Seguro que hay más, pero a bote pronto no me acuerdo del resto.
3. La primera película que recuerdo haber visto (y, por consiguiente, que me impresionara de tal modo como para recordarla) fue "El retrato de Jennie". Yo estaba sentada en las rodillas de mi padre y la pasaban por una de las dos únicas cadenas que existían. Creí que me había enamorado al instante del rostro de Jennifer Jones. Años más tarde supe que, en realidad, había sentido mi primera "pulsión escópica" y que no me había enamorado de la actriz, sino del séptimo arte.
4. Mi amor por el jazz me vino poco a poco. No hay un disco, ni una canción que me encendiera, de pronto, las entrañas. La colección Silver de Verve, el disco de bossajazz de Getz y Gilberto, las canciones de Nat King Cole que me ponía mi padre en los largos viajes en coche, las bandas sonoras de Woody Allen... y cuando me quise dar cuenta ya sólo escuchaba jazz.
5. Carlos V.M. acaba con una película. Yo no puedo. Porque no sólo el cine me salva la vida cada día. Así que, entre otros, mis motivos por los que seguir creyendo en la humanidad son: "Casablanca", "Ciudadano Kane", "Magnolia", "Delitos y Faltas", "Manhattan", "Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal", "Bird", "Con Faldas y a lo Loco", "Alguien voló sobre el nido del cuco"... También el saxo de Charlie Parker en "Bluebird", la trompeta de Miles en el "Kind of Blue", el lamento amargo de la Holiday en "Don't explain", el piano del Duke con sabor a Harlem, la batería de Max Roach, la guitarra de Django, la grandeza de Petrucciani, el C'est si Bon entonado por Louis Armstrong, la bestialidad con que Mingus araña su contrabajo, la familia Marsalis, el violín de Stephane Grappelli, Stan Getz cuando estaba puesto, Coltrane cuando no desvariaba, el "My Funny Valentine" en los labios de Chet Baker... También las historias que crea Paul Auster, en las que me apetece quedarme a vivir, la prosa de Muñoz Molina, el malditismo de James Ellroy, la borrachera verbal de Bukowski, el jazz tocado con palabras por Kerouac, la antropología de Marvin Harris, los verbos de Capote, algunos cuentos de Guy de Maupassant y algunas páginas de Kafka, Borges y Cortazar, García Márquez (aunque esté démodée), el "Pedro Páramo" de Juan Rulfo... Y me dejo, lo sé, muchos botes salvavidas. Pero, después de todo, este post tiene que acabar algún día y siempre es bueno dejar algún secreto escondido en la manga.
Ahora me toca pasar el "meme". Y los elegidos son: José Miguel, Roberto, Manolo y Aaron (para que no se haga el despistado en su petición desde El Ascensor de Cristal).
Comentarios
Un saludo y gracias por complementar el dichoso meme!!!
Enhorabuena.
Besos.
musus
Ahora bien, ¿a qué se refería Olvido? que conteste ella...
Un saludo y qué el buen jazz nos acompañe!!!
Y yo le encuentro swing -definido como "ese ritmillo" al último Coltrane, a Ornette y a Cecil Taylor... en fin...
Saludos
Ya sé que hay que mucha superchería en el arte de vanguardia (aunque la vanguardia sea de hace 50 años, hay que joderse), pero me interesa más la gente que tiene curiosidad por las cosas y la suficiente humildad para denostar a alguien simplemente porque no entiende lo que está haciendo. Y no creo que hay ser forzosamente un moderniqui para pensar.
Ta luego, perdón "muac, muac", muchos besos...
RD
Inperson