Tarde de flamenco, placer y sufrimiento
Escuchar a Camarón está por encima del propio verbo escuchar. Disfrutarle, sufrirle, desbocarte con él o desbocaros juntos, engulle ese 'age de magia y duende que no se puede explicar con las letras de un alfabeto gráfico. Escuchar al Camarón es aceptar que se te ponga una lágrima en la garganta, un puñal en las entrañas y un humo ácido en las pupilas. Coger el disco "La leyenda del tiempo" es venderle tu alma al diablo y dejarse llevar. Dejarse arrastrar a un lugar donde el dolor es un torbellino que te deja moratones de placer (P-L-A-C-E-R) clavados en la mandíbula, en la vagina, en las rodillas, en los dedos meñiques de los pies y en las muecas desgarradas. Luego pones "Como el agua" y tus pulmones se quedan a vivir en el tema que da nombre al álbum. Ya no puedes respirar si no es al ritmo de los aullidos del gitano. de ti deseo yo toito el calor pa ti mi cuerpo si lo quieres tú, fuego en la sangre nos corre a los dos como el agua como el agua como el agu...