The Three Little Bops
Probablemente a todos os contaron el cuento de los tres cerditos. A mí me lo narró mi abuelo. Quizá ya me lo habían contado antes, cuando aún no tenía la retentiva suficiente para conservarlo. En cambio, recuerdo al hombre enjuto que era mi abuelo. Me cogía de la mano, como con miedo a perderme en un descuido cruel, mientras caminábamos hacia el minúsculo terreno donde olvidaba su jubilación plantando tomates. Aquel día estaba haciendo una caseta en la que resguardarse de la lluvia. Eso decía él. Yo creo que la hacía para resguardarse del sol en las tardes de siestas campestres. Mientras colocaba sus ladrillos, con su improvisado cemento, me contaba aquel cuento de los tres cerditos. Es posible que todos tengáis vuestra historia particular. Es probable también que a cada uno os lo contasen de una manera distinta, única. Pero, seguramente, nunca os lo narraron en clave de jazz. De modo que si queréis disfrutar un buen corto de animación de 1957, de la Warner (de quién si no), con Shorty